Los trasplantes de células madre se utilizan a veces para tratar a personas con linfoma en remisión o que ha vuelto a aparecer durante el tratamiento o después de él.
¿Qué es un trasplante de células madre?
Un trasplante de células madre (también conocido como trasplante de médula ósea) permite a los médicos administrar dosis más altas de quimioterapia (quimio), algunas veces junto con radioterapia.
Las dosis de medicamentos de quimio normalmente están limitadas por los efectos secundarios que pueden causar. No se pueden usar dosis más elevadas, incluso si pudieran eliminar más células cancerosas, ya que causarÃan daño grave a la médula ósea, donde se producen las nuevas células sanguÃneas.
Sin embargo, con un trasplante de células madre, los médicos pueden administrar dosis alta de quimio, ya que el paciente recibe después un trasplante de células madre productoras de sangre (hematopoyéticas) para restaurar la médula ósea.
Tipos de trasplantes de células madre
Existen dos tipos principales de trasplantes de células madre, según el lugar de donde provienen las células madre.
- En un autotrasplante (trasplante autólogo) de células madre, se usan las propias células madre del paciente. Se recolectan varias veces unas semanas antes de que comience el tratamiento. Las células se congelan y se almacenan mientras la persona recibe tratamiento (quimioterapia en altas dosis o radiación) y luego se devuelven a la sangre del paciente mediante infusión intravenosa (con un catéter en la vena).
- Cuando se realiza un alotrasplante (trasplante alogénico) de células madre, las células madre provienen de otra persona (un donante). Generalmente se trata de un hermano o hermana, aunque la fuente puede ser un donante o sangre del cordón umbilical sin relación familiar. El tipo de tejido del donante (también conocido como tipo HLA) debe corresponder lo máximo posible con el tipo de tejido del paciente para asà evitar el riesgo de problemas graves con el trasplante. Independientemente de dónde provengan, las células madre se congelan y se almacenan hasta que se vayan a necesitar para el trasplante.
Los autotrasplantes (o trasplantes autólogos) de células madre se realizan con más frecuencia que los alotrasplantes para tratar el linfoma. Aun asÃ, usar las propias células del paciente podrÃa no ser una opción si el linfoma ya se ha propagado a la médula ósea o a la sangre, ya que puede ser difÃcil obtener una muestra de células madre sin células de linfoma.
Los alotrasplantes (o trasplantes alogénicos) se emplean con menos frecuencia para el linfoma porque pueden ocasionar graves efectos secundarios, lo que dificulta que los pacientes toleren estos trasplantes, sobre todo los pacientes mayores o que tienen otros problemas de salud. Además, puede ser difÃcil encontrar un donante compatible.
Un trasplante de células madre es un tratamiento complejo que puede causar efectos secundarios potencialmente mortales. Si los médicos piensan que una persona se puede beneficiar de un trasplante, se debe realizar en un centro de cáncer en el que el personal tenga experiencia con el procedimiento y el tratamiento de la fase de recuperación.